Diferencia entre sexo y género.

«El sexo hace referencia a las diferencias físicas que existen entre mujeres y hombres. Con estas diferencias se nace y es lo que permite decir «es niña» o «es niño» al momento de nacer. El género se refiere a las diferencias que socialmente se atribuyen a mujeres y a hombres. De esta manera, características como la sensibilidad, dulzura, fortaleza, rebeldía, etc. son en realidad aspectos que se aprenden culturalmente, con los que no se nace por ser de un sexo o de otro. Por esta razón se dice que el género es una «construcción social» ya que por ejemplo, ser sumiso o independiente no son cosas con las que nace un niño a una niña sino que esto lo van aprendiendo… se va construyendo socialmente. También es importante tomar en cuenta que dependiendo de características personales algunos niños y niñas les es más fácil adaptarse a lo que esperan de ellos/as y a otros no.

Socialización de género.

La socialización de género es todo aquello que una sociedad transmite y espera que haga, piense, sienta y exprese una mujer y un hombre de manera diferenciada. Un ejemplo típico de socialización es cuando se le viste al niño de «azul» y a la niña de «rosa» esperando también que se comporten de forma diferente según las ideas que se tengan acerca de cómo deben comportarse cada uno. Cuanto más rígida e inflexible sea esta diferencia, más limitados estarán ambos sexos en sus capacidades de crecimiento como seres humanos. Los medios a través de los cuales se socializan a niñas y niños son la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación.

Como se ha dicho el género (masculino y femenino) se construye socialmente y cada sociedad ha formado sus esquemas de feminidad y masculinidad. Estas etiquetas son muchas veces muy sutiles y, cuando no nos percatamos de ello las transmitimos aunque no sea nuestra intención.

En el caso de las niñas la demanda social hace énfasis en esperar de ellas apoyo y cuidado para con los demás en detrimento de sus propias necesidades o expectativas personales. En el caso de los niños la demanda social hace énfasis en esperar de ellos el éxito en el ámbito público en detrimento de su desarrollo del ámbito privado. Algunos estereotipos típicos que han estado asociados con cada género son, para el femenino: ternura, sensibilidad, dependencia, emotividad, temor, debilidad, intuición, solidaridad, etc. Para el masculino: decisión, severidad, utilitarismo, riesgo, independencia, egoísmo, ambición, racionalidad, etc.

Cada una de estas características se convierte en estereotipo, justamente cuando la sociedad determina cuáles son exclusivas para unas y cuáles para otros.

Estas características por sí mismas no son, o no deberían ser, un problema. Se convierten en una limitante cuando son excluyentes, porque producen personas en desigualdad de oportunidades y desarrollo. Por ejemplo, que una mujer por el hecho de ser tierna no pueda ser emprendedora o activa, o que un hombre por ser ambicioso no pueda ser sensible, nos indica que no se reconoce abiertamente la plenitud humana.

También se convierten en un problema cuando son totalizantes en nuestra vida y tienden a exagerarse y abarcan una parte importante de nuestra existencia. Por ejemplo, la emotividad es una característica positiva, pero puede convertirse en una limitante cuando sólo se prioriza ésta, de tal manera que se cierra paso a la racionalidad. O el hecho de que una persona actúe con decisión resulta una característica positiva de autonomía personal, pero puede convertirse en una limitación cuando llega a originar incapacidad de intercambiar puntos de vista. (1)

Equidad de género.

«La equidad de género es la capacidad de propiciar la igualdad de oportunidades a partir de reconocer las diferencias que tiene cada género. Si aplicamos la equidad de género en mujeres y hombres tendremos condiciones para ambos que les permitan acceder a las mismas oportunidades tomando en cuenta que históricamente mujeres y hombres han tenido oportunidades distintas de desarrollo».

Construcción social de la feminidad y masculinidad.

«Nuestra cultura ha construido modelos de mujer y de hombre con base en lo que considera adecuado para unos y otras. Es por ello que la femineidad y la masculinidad son justamente una serie de características que se construyen y que se convierten en una especie de «requisitos» para que se relacionen hombres y mujeres en la sociedad.»

«Investigadoras han indicado que las mujeres se constituyen como «seres-para-los-otros», de tal suerte que sus actividades, sentimientos y su cuerpo están dedicados a la atención y necesidades de los demás. Por ejemplo, si una mujer siente que cumple con su rol femenino solamente cuando es madre y dedica atención a su hijo(a) olvidándose de sus propias necesidades, nos está reflejando que la sociedad en la que vive hace énfasis en valorar a una mujer, solamente si cumple el papel de ser madre. Cuando se hace énfasis en que la mujer cumpla con este papel, se pierden de vista otros aspectos de su vida que son valiosos y que no están asociados con ser o no madre (estudiar, ganar dinero, gozar de su sexualidad, divertirse, etc).

Desde la década de los setentas se promovió un fuerte debate y reflexión en torno a la situación de desventaja social de las mujeres con respecto a los hombres en diferentes ámbitos de la vida. Este debate ha permitido que en los últimos años se haya iniciado también un análisis importante acerca de lo que significa ser «hombre», en especial en cómo se construye la masculinidad en cada cultura. Esta perspectiva nos habla de cómo los varones se van formando como tales en nuestra sociedad y las implicaciones que tiene este hecho en la organización social actual.

Los estudios de la masculinidad muestran que hacerse «hombre» dentro de una sociedad tiene una enorme influencia por parte de la socialización de género. En nuestra sociedad, desde una socialización estereotipada de género, la construcción de la masculinidad está influida por los siguientes aspectos:

1. La identidad se construye a partir de no ser femenino 2. Necesidad de probar la virilidad 3. Ejercicio del poder a partir del control 4. Negación de necesidades emocionales. (2)

«Desprenderse de modelos estereotipados de masculinidad favorece visiblemente las relaciones interpersonales. Entre las ventajas están: aumento del respeto por sí mismo y por el otro, reconocimiento de fortalezas, debilidades y necesidades como cualquier otra persona, que el silencio no sea la manera de afrontar las dudas y temores personales, vivir la sexualidad sin estereotipos rígidos y limitantes. Todo lo anterior repercute en la formación de una persona más autónoma. Por ejemplo, un hombre reflexivo en estos temas toma decisiones integrando y respetando lo que siente y lo que piensa, no se siente presionado por su grupo de amigos. Sabe desarrollar una distancia óptima entre lo que la sociedad quiere que haga y lo que él decide que debe hacer. Toma decisiones con relación a lo que verdaderamente quiere, y al estar más claro en ello se hace más responsable de lo que ha decidido. Una persona autónoma no es la que no necesita a otra, sino la que sabe que para salir adelante necesita de las otras; pero no de manera utilitaria, sino compartiendo y reconociendo que tanto uno como la otra persona tienen necesidades, sentimientos y expectativas, y que ambos se enriquecen mucho más si se apoyan, respetan…(3)

Es necesario reflexionar y tomar consciencia de que las diferencias que adjudicamos a mujeres y hombres en varias ocasiones se convierten en desigualdad. El problema no es que hombres y mujeres sean diferentes, sino que ésta diferencia se convierta en desigualdad para un sexo y que frene su desarrollo.

SEXO (4) GÉNERO
Diferencias y características biológicas, anatómicas, fisiológicas y cromosómicas de los seres humanos que los definen como mujeres u hombres. Conjunto de ideas, creencias y atribuciones sociales, construidas en cada cultura y momento histórico, tomando como base la diferencia sexual; a partir de ello se construyen los conceptos de “masculinidad” y “feminidad”, los cuales determinan el comportamiento, las funciones, oportunidades, valoración y las relaciones entre mujeres y hombres.
Se nace con esas características, son universales e inmodificables. Son construcciones socioculturales que pueden modificarse, dado que han sido aprendidas.
Ejemplo: sólo los hombres tienen la capacidad de producir espermatozoides; únicamente las mujeres tienen ovarios y matriz. Ejemplo: en épocas pasadas, sólo los hombres podían heredar. En países como China, a las mujeres que pertenecían a determinadas clases sociales sólo se les enseñaba bordado y canto.